Este año la pandemia mundial del Coronavirus cambio la rutina de todos los Argentinos y para los chicos de Casa La Guadalupana no fue la excepción. Ellos generalmente hacen etapas de 3 meses, pero este año tuvieron que hacer dos etapas juntas, ya que la situación sanitaria no les permitió moverse de la ciudad.
Sin embargo, a pesar de los cambios que nos obligó a hacer la pandemia, sintieron mucho la presencia y el acompañamiento de toda la gente de Suardi y todos los jóvenes que comenzaron con la segunda etapa de su tratamiento en La Guadalupana este 2020, no la abandonaron en todo el año.
Martín, uno de los jóvenes que se encuentra como coordinador en Casa La Guadalupana, agradecía a toda la comunidad de Suardi por el apoyo que reciben los chicos y nos contaba que todo el tratamiento es religioso y que toma como base la fe de la iglesia católica. Esta segunda etapa del tratamiento que se lleva a cabo en Suardi consiste en un discipulado, en mirar las cualidades de Jesús y mirar también cuáles son sus cualidades y qué deben cambiar para seguir el ejemplo de Jesús.
Martín además quiso resaltar lo importante que es la Casa de La Guadalupana; él nos decía: “La casita de Suardi es una casa donde la colaboración de la ciudad, del Municipio, de la Iglesia se destaca; dentro de lo que es el Buen Samaritano, todos los chicos quieren venir a Suardi, porque verdaderamente acá se les brinda un amor y una atención muy especial… yo he sido servidor en muchas casas del Buen Samaritano y desde que llegué Suardi que estoy sorprendido del amor que se nos tiene, del apoyo que se nos brinda”.
También nos decía que si bien ellos viven muchos prejuicios por ser ex adictos, en nuestra ciudad es un lugar donde nunca se sintió estigmatizado.
Por su parte, el Padre Mauro Canalis nos decía que en este tratamiento los chicos descubren el amor de Dios y que eso es lo que los moviliza, llenando sus corazones, y les produce hacer un cambio en sus vidas.
El Padre también nos decía que la Pastoral de las Adicciones continúa con sus encuentros; los martes por la noche, madres, abuelas o personas que tiene familiares con adicciones se reúnen en Salón Parroquial San Antonio a compartir la Palabra y la vida misma para acompañarse y apoyarse.